QUE LA VELOCIDAD NO SE QUEDE CON NUESTRAS VIDAS.
A diario conocemos testimonios de familiares de víctimas de siniestros viales y la conmociónes tal que no sabemos vómo actuaríamos si una tragedia nos tocara de cerca. Lo cierto es que lo mejor que podemos hacer es ser responsables en cada uno de nuestros momentos en la vía pública y transmitir ese mensaje a todos los que nos rodean. Sobre todo a los jóvenes, que son las principales víctimas y victimarios cuando hablamos de Seguridad Vial.
En uno de sus últimos estudios sobre seguridad vial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) postula que la gestión de la velocidad es esencial para salvar vidas y mejorar la vida en las ciudades. En ese sentido afirma que “la velocidad excesiva o inadecuada es la causa de una de cada tres víctimas de accidentes de tránsito en el mundo”.
Cerca de 1,25 millones de personas fallecen cada año en las carreteras del mundo. De acuerdo con los estudios, entre el 40% y el 50% de los conductores no respetan los límites de velocidad señalizados. Los conductores varones, jóvenes y que han consumido alcohol son más propensos a circular a una velocidad excesiva o inadecuada que puede provocar accidentes.
Los accidentes de tránsito continúan siendo la principal causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años, y se calcula que cuestan a los países entre el 3% y el 5% de su PIB y sumen a muchas familias en la pobreza.
“La velocidad excesiva o inadecuada es la principal causa de los traumatismos por accidentes de tránsito, un problema de ámbito mundial. Atajando solamente este problema, los países lograrían una mejora inmediata de la seguridad vial, tanto por lo que respecta a la reducción de la mortalidad como a la mayor proporción de personas que se desplazarían a pie y en bicicleta, y los efectos sobre la salud serían profundos y duraderos”, comentó la Dra. Margaret Chan, Directora General de la OMS.
Una razón
Entre los factores que explican la siniestralidad en jóvenes y adolescentes se destaca la rebeldía, la omnipotencia de la edad, la falta de experiencia (explica en parte por qué casi la mitad de los accidentes que esta franja etaria tiene son univehículares), la influenciabilidad y la inestabilidad emocional y la falta de educación en el tema.
“El alcohol es una droga, socialmente aceptada y con gran difusión, pero droga al fin: es un tóxico depresor del Sistema Nervioso Central. Por un lado nos brinda un efecto engaño: la sensación de que `cuanto más tomo, manejo mejor´ y, por otro lado, tiene el efecto de generar su propia sed `craiving´ (deseo)”, explica Axel Dell` olio, titular de la Asociación para la Disminución de Siniestros Viales (ADISIV).
Lejos de ese efecto, la realidad es que el alcohol embota nuestros sentidos, altera la percepción de la realidad, disminuye nuestra atención respecto de lo que ocurre en el tránsito y nos torna más torpes y lentos (prolongando el tiempo de reacción).
“Por su condición de tóxico depresor del sistema nervioso –agrega Dell`olio-, el alcohol produce efecto sedante y moderadamente anestésico, de vértigo, de somnolencia, confusión mental y la consecuencia es una sensación de bienestar, relajación, desinhibición y euforia. Y si bien es cierto que los energizantes pueden mitigan los efectos del alcohol, lo indiscutible es que el organismo no deja de estar bajo el efecto de la droga”.
Por eso, el especialista en seguridad vial, insiste sobre los efectos que pueden alterar la percepción de la realidad al conducir: “el individuo piensa que está de una forma, pero en realidad -aunque actúe como si estuviera sobrio-, las reacciones son lentas y puede generar daños irreversibles en sí y en terceros”.
Más allá de que te toque o no un control, cuídate y se responsable a la hora de conducir, por vos, por los que te acompañan y por el resto de las personas que circulan alrededor.
Axel Dell´Olio ha realizado inumerables jornadas en pro de la bebida responsable / alcohol cero
Foto: Jornada II Congreso de “Ciudadanos por la Seguridad Vial” año 2015